La batalla de la palabra

ALEJANDRO ROBBA, ECONOMISTA DE “LA GRAN MAKRO”, “Se roban la plata de los jubilados” o “el dólar está barato”, son algunas de las “zonceras” que desbarata esta agrupación técnico política que recorre barrios. Cuántas veces se escuchó decir que la Argentina crecía por el viento de cola. Ahora, en plena crisis internacional, algunos dicen que hoy el país no crece porque hace todo mal y la economía internacional no afecta en nada. Lo mismo pasa con el dólar: algunos dicen que está barato y hay que subirlo y otros aseguran que no es conveniente. Cada vez hay una mayor necesidad de abrir el debate y entender un poco más de qué se trata la economía o cómo son los lineamientos de este modelo. Por eso en 2011 un grupo de economistas que ocupaban cargos en el Gobierno decidieron salir a dar la batalla, desde la palabra, en los barrios, en las universidades y donde sea necesario. Hoy son un total de 20 profesionales con convicciones, economistas, politólogos, abogados que se bautizaron “La Gran Makro” y que recorren las calles explicando cómo es este modelo nacional y popular. Alejandro Robba, economista, ex subsecretario de Coordinación Económica, explica las claves del modelo. En los últimos meses la gran pregunta fue por qué se limita la compra de dólares, Robba da su versión: “La gran batalla es que el dólar no sea sólo una moneda de intercambio, sino de reserva de valor y hace casi medio siglo que no se hablaba de eso. Todo empezó el año pasado con el golpe de mercado que el sistema financiero quiso darle a la Presidenta, una vez que ganó las elecciones. Hay que recordar que todos los golpes de mercado en la Argentina se dieron a partir de que las reservas del Banco Central se achicaban”. Y continúa: “Cuando la Argentina crece, importa, porque es muy dependiente de insumos y bienes de capital importados. Cuando importás y exportás menos se te estrangula la balanza comercial. Si hay menos dólares no se va a poder seguir importando. Entonces hay que devaluar, se cae el salario real porque aumentan los precios y se entra en una recesión. Por eso el Gobierno, en un ciclo recesivo internacional, dice yo me cuido en salud, por eso protege la industria sustituyendo importaciones”. Otra pregunta recurrente es ¿a qué precio debería estar el dólar? Y Alejandro Robba, como buen traductor del modelo, asegura: “Hoy el precio de 5 pesos es razonable. Una devaluación profunda sólo haría que baje el salario real y se beneficiarían sólo los que están posicionados en dólares, ya que por la crisis internacional una devaluación no haría que se vendan más nuestros productos. Tanto el dólar como las tasas de interés son precios políticos que fija el Gobierno. Los que quieren llevar el dólar a 6 o 7 pesos quieren que se beneficien sólo los bancos y los exportadores agropecuarios. Por eso cuando un economista habla, es necesario saber desde qué lugar habla. Yo lo hago desde el modelo nacional y popular”. Hasta el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz dijo en su última visita al país que “todos los gobiernos necesitan tener una agencia de estadísticas independiente”. El creciente desprestigio del Indec plantea cómo seguir en el futuro: “En 2007, debido a sospechas de que en el Indec se realizaban mal las mediciones del IPC para beneficiar al sistema financiero, se cambia la metodología del IPC GBA. Esa metodología ahora es puesta en duda por consultoras muchas veces ‘amigas’ del sistema financiero que empezaron a dar índices sin tener ni la metodología ni el personal para hacer las encuestas. El IPC GBA es un índice de una zona del país, no mide la inflación y aún antes del 2007 todo el mundo decía que el IPC no era la inflación que se percibía. Por otro lado, hay otros índices provinciales cuyas metodologías están completamente desactualizadas. Este debate se saldará el año que viene cuando salga el índice nacional que medirá todo el territorio-país”, asegura el economista de “La Gran Makro”. Mucho se habla de “la plata de los jubilados” y del saqueo a los fondos de la ANSeS. ¿Cuál es la explicación de ese relato, ya convertido en mito? “El Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) son los fondos de las AFJP que se traspasaron al sistema actual de reparto. Está compuesto por diversos tipos de activos financieros: títulos públicos, acciones de sociedades anónimas (por eso ANSeS tiene directores en esas empresas), tenencias de plazos fijos, etc. En diciembre de 2008 estaba valuado en 98.000 millones de pesos; actualmente asciende a unos 210.000 millones de pesos”, puntualiza el economista. Y da más detalles: “El FGS prioriza las inversiones en infraestructura y en otros sectores de la economía real que, además de generar ganancias financieras para el Fondo, promueven el crecimiento económico y aumentan el empleo formal. Este proceso genera un círculo virtuoso porque incrementa las contribuciones a la seguridad social y el pago de impuestos (IVA, Ganancias y Combustibles) que sirven para pagar las jubilaciones. El saldo (contribuciones e impuestos-pago jubilaciones) es girado al FGS. Por lo tanto, las jubilaciones se pagan con lo recaudado mes a mes por el Sistema Integral Previsional Argentino (SIPA): 58% por aportes y contribuciones de trabajadores y empleadores y 42% vía impuestos (IVA, Ganancias y Combustibles). El FGS puede aportar fondos adicionales si lo requiere la ANSeS, por alguna causa justificada”. Cuando escucha hablar de la plata de los jubilados, a Robba se le ponen los pelos de punta y aclara: “El Fondo no es un stock (mal llamado plata de los jubilados) que no debe usarse para así pagar jubilaciones o los juicios, sino que debe ser invertido y acrecentado para promover el crecimiento económico y así se pagarán mejores jubilaciones. En la actualidad, se ajustan dos veces al año”. En un ping pong de temas, la tasa de inversión en la Argentina no podía faltar, ante los reiterados dichos de “la falta de seguridad jurídica que aleja a los inversores”. Como si se tratara de una zoncera, de esas que hablaba el pensador Arturo Jauretche, Alejandro Robba aclara una vez más el tema: “La tasa de inversión de la década del ’90, donde tenías problemas de mercado, desempleo alto, sin reclamos de aumentos de salarios, era del 18 por ciento. Y ahora, con un gobierno que ‘no respeta la seguridad jurídica’, es de 24 por ciento. La inversión se produce cuando hay mercado, no cuando hay clima de negocios, y este gobierno asegura mercado”. La suba del mínimo no imponible es uno de los reclamos que más se ha escuchado en los últimos meses. ¿Por qué no se sube? Desde “La Gran Makro” tienen explicación para todo: “Se subió todos los años, esta vez yo sería muy cauteloso porque tengo una crisis internacional que me afecta la recaudación. Prefiero que el Estado recaude y pueda financiar a aquellos que están mucho peor que un empleado de cuarta categoría. La Presidenta lo dijo: ‘queremos un fifty-fifty dentro de la clase trabajadora’. No obstante, habría que abrir la discusión sobre cuál debería ser el piso a partir del cual empezar a tributar, cómo hacer más progresivo el escalonamiento de las alícuotas y revisar excepciones”. Dentro de la misma lectura, a tono con la sintonía fina, habría que poner la lupa en sectores que no tributan lo debido. Robba dice: “Tal vez llegó la hora de avanzar en una reforma fiscal que grave ciertas rentas hoy no alcanzadas, como la financiera o la minera”. El Gobierno aún tiene asignaciones pendientes: “Modificar sustancialmente la estructura productiva y profundizar la industrialización; bajar las disparidades regionales; bajar el trabajo informal; alcanzar una mayor homogeneidad de los niveles salariales y alcanzar una reforma tributaria más progresiva y más contracíclica”, concluye Robba. En barrios y universidades, para estos militantes del modelo, su lema es “saber para defender”.

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