Argentina: una identidad estratégica sur

Por Juan Recce* Por su privilegiada posición geopolítica y por su agenda de oportunidades futuras Argentina se re-define nítidamente frente al mundo como un país Austral, Suramericano y Emergente. Este trípode, es una clave que viene no sólo para orientarnos, sino también a definirnos como sociedad y como actor estratégico en el nuevo contexto global. Una clara identidad estratégica nacional sienta posición, abre espacio y define cómo y qué esperar del otro. Adquiere carácter estructural y está llamada a transcender a las sucesivas administraciones del poder ejecutivo nacional. El sur es más que un mero espacio geográfico, es una idea que re-otorga significado al espacio y al modo en que las relaciones se generan. Cuando hablamos de sur, nos referimos a tres ámbitos de relaciones estratégicas para Argentina del futuro:el sur regional, con UNASUR como horizonte -Argentina Suramericana-; el sur global, conocido también como relaciones “sur-sur” -Argentina Emergente-; y el sur austral, donde la agenda antártica nos permite entender con otros ojos la cuestión Malvinas y sus connotaciones globales futuras -Argentina Austral-. Argentina Suramericana Para Argentina, Suramérica es un proyecto de poder, por cuanto representa una oportunidad real de ser un co-condicionador de su entorno estratégico, es decir, un líder, pero un líder junto a Brasil. Argentina, tiene de cara a esta asociación, el mandato histórico regional de ayudar a Brasil a moldear su liderazgo, un liderazgo suramericano pero a la medida de Suramérica. La clave de una Suramérica fuerte e integrada es el endoconsumo local y la división regional del trabajo. Los suramericanos consumiendo los bienes que produce Suramérica, integrando sus mercados y con ellos sus destinos. Suramérica, pero muy especialmente el núcleo Argentina-Brasil, transita esta aventura con la certeza de que nuestro destino colectivo promete réditos sociales y estratégicos muy superiores a los costos impuestos por coyunturas comerciales y productivas. Argentina Emergente Brasil y Argentina juegan un rol insustituible en el debate político del G20, por el tándem que han logrado desempeñar como interlocutores de las distintas escalas del mundo emergente. Cada uno, por sus particularidades económicas, productivas, geográficas y demográficas, deviene, respectivamente, en interlocutores de síntesis entre los grandes y los medianos emergentes. Brasil es un BRIC, y su liga es la de los grandes, aquellos que tienen vocación de “grandes potencias”. Argentina es un emergente mediano, y su liga es la de los países con vocación de “potencias medias”. Debemos seguir jugando fuerte en el mundo emergente para terminar de dibujar el borrador de un prometedor grupo VISTA (Vietnam, Indonesia, Sudáfrica, Turquía y Argentina) que se constituya en el segundo anillo de construcción política y emergente de los BRIC. El gran desafío abierto respecto de las relaciones sur-sur es la vinculación con los países emergentes de mediano porte. Estos países con vocación de potencias medias tal vez sean el espejo en el que la política exterior argentina deba mirarse en el futuro a la hora de interpretar que rol jugar de cara al poder asimétrico que los BRIC (40% de la población mundial y casi el 25% del PIB mundial) pueden ejercer en sus áreas de influencia. Por nuestras particulares condiciones económico-productivas y nuestras peculiaridades geográficas y demográficas, los VISTA podríamos desempeñar un rol muy específico como interlocutores de síntesis de un amplio espectro de países en vías de desarrollo, que ni los BRIC ni países con niveles de desarrollo relativo menor pueden desempeñar. El grupo VISTA tiene futuro. Imaginémoslo un segundo nomás. Asia y Suramérica están llamados a moldear juntos el mundo post-europeo y post-occidental que está en gestación. Argentina Austral Pensar una Argentina Potencia Media, es decir, país habitado por una clase media popular próspera y económicamente autosustentable, es un sueño inseparable de la cuestión Malvinas y la cuestión Antártica. La crisis en la matriz hidrocarburífera global, la incertidumbre frente al cambio climático, el agotamiento de las reservas de mineras estratégicas y el boom de la biodiversidad marina aplicada a la industria farmacéutica han resignificado la cuestión Malvinas y la cuestión Antártica constituyéndolas en un único tema estratégico para planificar el futuro de la sustentabilidad económica y productiva de nuestro país, de la región y del mundo. Nuestra economía real del futuro, no la inmediata, sino la de los próximos 30, 40 y 50 años, está intrínsecamente vinculada a nuestra identidad sur. Nuestra profundidad estratégico-territorial en el sistema Antártida-Malvinas tiene que estar asociado a nuestro desarrollo antes que al incremento de nuestro poder relativo militar. Por ello, nuestra avanzada en Malvinas debe ser el CONICET. A diferencia de 1982, la batalla se da en el campo del conocimiento y la carrera no es armamentista sino científica. Siempre ha sido así, al menos desde la modernidad. Este es el momento de repensar donde concentrar la energía de nuestro poder social constructor forjando nuevos criterios de pragmatismo socialmente comprometido para nuestra política exterior de cara al futuro próximo. *Juan es Director Ejecutivo y Miembro Fundador del Centro Argentino de Estudios Internacionales. Director de la Iniciativa Pueblos por Malvinas. Candidato a Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Magíster en Defensa Nacional (EDENA). Profesor graduado en Filosofía (UCA) y Lic. en Relaciones Internacionales (UAK). Autor del libro “Poder Plástico”, IPN, Bs. As, 2010. Docente en la Escuela Superior de Guerra Conjunta de las FFAA, en el Máster de Inteligencia Estratégica de la UNLP y en el Instituto de Inteligencia de las FFAA.

No hay comentarios:

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.