Mercosur: “Impacto de la crisis internacional y el riesgo de profundizar el proteccionismo intra-bloque y la des-integración regional”
Por Lic. Lisandro Mogliati
Esta semana se llevó a cabo en Mendoza una nueva Cumbre de un MERCOSUR que languidece y atraviesa una de sus etapas más críticas, situación que queda al desnudo a partir de la suspensión de Paraguay de su membresía plena, teniendo en cuenta que este país fue uno de los precursores del bloque regional.
El MERCOSUR “nació” luego de varios acuerdos bilaterales entre Argentina y Brasil, justamente en la capital paraguaya, donde se suscribió el “Tratado de Asunción” en marzo de 1.991.
Este acuerdo dio “luz verde” a una alianza cuatripartita entre Argentina, Brasil, Uruguay y el propio Paraguay, signatarios del Acuerdo de Alcance Parcial N° 18 (MERCOSUR) de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), marco institucional de los acuerdos comerciales del Cono Sur.
No trato de inmiscuirme en un análisis que pretenda evaluar si corresponde o no sancionar a Paraguay en el marco del “Protocolo de Ushuaia” de 1998 (que aprobaron los cuatro miembros del Mercosur más Bolivia y Chile como Estados Asociados) que incluye de manera acertada la "cláusula democrática".
Este protocolo democrático fue ratificado y ampliado con la firma de un segundo acuerdo en Montevideo, denominado “Compromiso con la Democracia en el Mercosur (mencionado como Ushuaia II), ambos instrumentos prevén que los miembros del MERCOSUR respeten las instituciones y las prácticas democráticas, situación que está en dudas en Paraguay a partir de la destitución “por la vía institucional” del Presidente Lugo.
Pero como este análisis es más económico que político, me remito a que en realidad no debería llamar la atención el ingreso de Venezuela, ni es tampoco novedoso, dado que el país caribeño firmó su solicitud de adhesión en 2.006 como miembro pleno del MERCOSUR (y necesita como formalidad de procedimiento, la ratificación legislativa en cada uno de los países miembros y el Senado de Paraguay - el mismo que destituyó a Lugo - aún no la aprueba).
Es dable destacar que, entre los objetivos del MERCOSUR está prevista la adhesión progresiva del resto de los países de América del Sur (de hecho Bolivia, Chile, Perú, Colombia y Ecuador son miembros asociados sin el status de plenitud por diferentes razones de política doméstica, principalmente económica).
El gran desafío del MERCOSUR es justamente su ampliación (y nunca un acuerdo reducido) junto a la creación de una verdadera unión aduanera, eliminando previamente las barreras comerciales internas que aún persisten y que en tiempos de crisis se agudizan vía proteccionismo económico (que entre los miembros de un mismo bloque no deberían existir).
Todas estas acciones de profundización de la integración regional permitirán mantener con vida al principal bloque comercial de América del Sur, que de lo contrario será historia, como tantos otros experimentos de integración latinoamericana.
Si el MERCOSUR profundiza la corrección de asimetrías de tipo de cambio o de competitividad sectorial por la vía de las trabas al comercio intra-zona, terminarán sus propios miembros firmando el “certificado de defunción” de un desafío de integración regional que trajina desde hace más de 20 años con sus etapas de “stop and go”.
América Latina debe trabajar para profundizar la integración y convertirse en sí misma en un bloque regional que, a partir de los consensos políticos alcanzados en la UNASUR, tenga cada día un mayor peso relativo a escala global.
La fragmentación integracionista y el aislamiento no son las recetas más adecuadas para superar la crisis actual que impacta promoviendo mayores niveles de protección y de desfasaje competitivo.
El MERCOSUR debe sobrevivir la crisis coyuntural y fortalecerse, consolidando una alianza estratégica que en términos políticos, permita adecuar cadenas de valor intra-bloque en lugar de competencia interna, tomando como foco, las exportaciones con valor agregado por fuera del bloque regional, persiguiendo hacia dentro, el objetivo de una complementación económica que genere círculos virtuosos en la producción e industria, acompañados de una firme decisión política que ratifique la integración con la consigna de “ganar – ganar”.-
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