Desde el Frente para la Victoria se promueven nombres de intendentes, funcionarios y legisladores. El dilema del Frente Renovador, donde hasta se especula con postular a Malena Galmarini. La falta de candidatos en el FA-Unen.
Mientras los focos persiguen a los precandidatos presidenciales que, a un año y medio de los comicios, comienzan a perfilar sus campañas, otros contendientes se preparan asimismo para una contienda con menos brillos, pero cuyo resultado puede acabar influyendo en la elección del próximo ocupante del sillón de Rivadavia: la puja por suceder a Daniel Scioli al frente de la principal provincia del país cuenta ya con un surtido variopinto de candidatos, tanto en el oficialismo como en la oposición, que se preparan para disputar la gobernación. Intendentes del conurbano y del interior, diputados, funcionarios de primera línea del kirchnerismo, figuras de afuera de la política y hasta un ex gobernador se anotan en la línea de largada.
Hacia finales del año pasado, apurado por la Justicia electoral que amenazaba con una quita de la personería, el Partido Justicialista bonaerense renovó sus autoridades para ponerse en regla tras varios años de interinatos desde que el último titular, Alberto Balestrini, quedara inhabilitado por motivos de salud. En esa primera interna se anotó un poroto el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, que consiguió consenso en apoyo a su candidatura y fue nombrado presidente del PJ provincial.
Espinoza, jefe comunal del partido más poblado del conurbano, se ve como el sucesor natural del actual gobernador y asegura contar con su apoyo. Scioli, fiel a su estilo, no dio señales claras, pero su respaldo al matancero fue clave para que ganara la interna pejotista. En esa rosca se medía otro candidato que se precia de haber sido elegido por el ex motonauta para reemplazarlo después de 2015: el diputado nacional Martín Insaurralde.
El ex intendente de Lomas de Zamora quiere aprovechar la popularidad que ganó encabezando la boleta del Frente para la Victoria el año pasado como plataforma para el lanzamiento de su candidatura. Con esa idea en la cabeza, Insaurralde se muestra ante las cámaras y continúa recorriendo la provincia. En su contra pesa que su relación con los sectores más kirchneristas del peronismo se resintió por las fotos que se tomó recientemente con Sergio Massa y su nunca comprobado coqueteo con el Frente Renovador (ver aparte).
Tanto Espinoza como Insaurralde apuestan a ser los elegidos por Scioli y contar con el empuje en las PASO para imponerse a sus rivales, pero el gobernador todavía no manifestó su preferencia y no es seguro que vaya a hacerlo, en un espejo de la posición que adoptó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner respecto de su propia sucesión.
Otros intendentes se anotaron en la carrera: agrupados bajo la etiqueta Los Oktubres, un puñado de jefes comunales sub 45 alineados directamente con la Casa Rosada preparan un armado para que alguno de ellos pueda disputar la candidatura en las internas, o para apoyar a algún otro candidato de corte más kirchnerista. “No tenemos todavía un candidato propio pero sí sabemos qué perfil queremos que tenga”, explicó uno de ellos, Juan Patricio Mussi (Berazategui), consultado hace unos días por Página/12.
El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, también manifestó en su momento su voluntad de ser gobernador, aunque la campaña de stickers y carteles que lanzó en los últimos días solamente aclara su alineación con “el proyecto de Cristina” y dice “Julián Domínguez 2015”, sin aclarar a qué cargo apunta: se reserva el derecho de recalcular y treparse a alguna fórmula presidencial si los vientos soplan a favor, pero su batería principal apunta a la provincia.
El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, en tanto, ya aclaró públicamente que su campaña –montada sobre su gestión en la recuperación de los trenes– apunta a ser presidente y no gobernador bonaerense, pero “todavía falta mucho y pueden pasar muchas cosas”, según admiten en el Gobierno. El senador bonaerense Aníbal Fernández, que manifestó su voluntad de ir por la Presidencia, también podría “bajarse” a disputar la provincia, si ve la oportunidad.
El último candidato kirchnerista que está trabajando con miras a la gobernación es el titular de Anses, Diego Bossio. Su rol le permite una presencia en el territorio envidiable por cualquier otro candidato, y en los últimos meses ha multiplicado su presencia en actos en toda la provincia. Cuenta con buena relación con la Casa Rosada, pero también con Scioli, y tiene una alianza táctica con La Cámpora que resulta fructífera para ambos socios. En silencio, Bossio se prepara para la campaña.
Dos casos aparte configuran dos outsiders que no resignan sus chances: el diputado nacional Francisco de Narváez, que apuesta todas sus fichas a su sociedad sotto voce con el sciolismo, pero al que le pesa como un lastre de plomo su oposición férrea al gobierno nacional. El empresario, que en 2009 venció a una lista que incluía a Néstor Kirchner, Scioli y Sergio Massa, cuenta como ventaja su nivel de conocimiento: “En la provincia lo conocen todos”, se jactan en su entorno.
Por último, el senador provincial Mario Ishii lanzó extraoficialmente su precandidatura hace una semana, cuando presentó su monobloque en un Luna Park repleto. Con una liturgia que combina kirchnerismo con antisciolismo y un discurso de mano dura, el ex hombre fuerte de José C. Paz volverá a intentar su patriada en el marco de la interna peronista. Las veces anteriores que buscó lo mismo no le fue bien, pero él no parece darse por vencido.
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