Apuntes para pensar la acción política:


Los 500 días del gobierno del gobierno macrista nos permiten señalar algunos elementos para comprender esta etapa histórica de restauración neoliberal.
   Ganadores y  perdedores.                

Queda claro que los grandes ganadores de esta primeros meses son los sectores exportadores (agro, mineras), la banca y el capital financiero, y las empresas de servicios públicos (gas, electricidad, transporte). Los primeros fundamentalmente por el quite de retenciones, que significó una transferencia de 70 mil millones al sector, la devaluación del 50 % y el aumento del 80 % promedio en los alimentos,  las segundas por la política de tasas de intereses altas, aceleración del endeudamiento externo y la fuga de capitales, y las últimas por un brutal  tarifaso y quite de subsidios. 

En una torta estable o que se achica si un sector gana lo hace a costillas de otros. Aquí los grandes perdedores son en primer lugar los trabajadores de la economía informal, ya que es el sector más vulnerable y donde primero se siente el ajuste, los segundos son los trabajadores de las pymes ligadas al mercado interno, quienes hoy están sufriendo despidos o suspensiones, las pymes cuya producción esta dirigida al mercado interno, textiles, plástico, cueros, metal mecánica, y en general todos los sectores asalariados o de ingresos más o menos fijo que vieron cercenados de un tajo un 10 % de sus ingresos, vía inflación y aumento de tarifas. 

El proyecto neoliberal en danza apuesta a convertir a los  sectores beneficiados en la palanca para reiniciar otro ciclo de crecimiento económico y por ende de acumulación de capital. Ese es el objetivo de toda la acción de gobierno en materia económica y social. Detrás del impulso de esos sectores, se esperan inversiones en sectores productivos que dinamice la actividad económica. Si esto ocurriera, supone el gobierno, otros sectores, hoy perdidosos se sumarian al proyecto como ciertos sectores de la industria manufacturera, los servicio y cierta parte de la clase media, dependiente de estas actividades

 Es por ello que estos sectores, los “perdedores”  de esta etapa,  sostienen todavía una posición de apoyo crítico al proyecto Cambiemos, esto se ve en las encuestas que a pesar de los pésimos resultados de las políticas macristas sigue teniendo altos índices de aprobación o por lo menos de expectativas positivas.

Sin embargo no puede quedar en dudas  que el ajuste busca  la profundización de la reestructuración económica fracasada e incompleta de los de la década del 90. 

La crisis social, económica y política derivada de las políticas neoliberales aplicadas, con algún intervalo, entre 1976 y 2001, llevo a la Argentina a una situación de riesgo institucional y político de convertirnos en un “estado fallido”.

 Las movilizaciones populares, las asambleas de base, la formación y aparición en la política como actores de nuevas figuras y acciones como los piqueteros o las organizaciones de economía y subsistencia popular, pusieron un freno y atemorizaron a los sectores dominantes de la economía, que temieron perder sus negocios y por ende su hegemonía. Hubo un retroceso de esos sectores, un “impasse”, de esas políticas. La aparición del kirchnerismo, como articulador de las nuevas demandas de la sociedad en crisis, puso freno a la voracidad de estos grupos e intento generar una nuevo  - viejo modelo económico, el desarrollo del mercado interno, con pleno empleo, salarios altos  y reindustrialización a través de las industrialización por sustitución  de importaciones (ISI). 

Sin embargo los grupos económicos nunca dejaron de lado sus objetivos de avanzar en  formas de organización empresarial más “productivas” y más rentables para el capital: más flexibilidad y desregulación, menor “costo laboral” o sea menores salarios, menos  impuestos y más productividad laboral. 

La sobre explotación del trabajo humano, de los recursos naturales,  del trabajo mal remunerado de las mujeres y los jóvenes, en general de todos los trabajadores  es la base de sustentación del modelo  dependiente basado en el sector agro - minero exportador, servicios y rentístico financiero. Las empresas trasnacionales sumadas a este esquema también requieren mano de obra barata, por lo menos medida en dólares,  para poder competir internacionalmente.

Luego de 12 años de crecimiento acelerado del empleo, el PBI y la inclusión social y económica de amplios sectores dejados afuera por la crisis del modelo en el 2000/01, la restauración conservadora neoliberal genero un estancamiento general,  la desigualdad social empeoró violentamente en tan sólo unos meses. Los más ricos aceleran su enriquecimiento a partir  del ajuste y la crisis, mientras el sector trabajador y la clase media son los más perjudicados. 

La caída en los salarios reales llega al 10% , lo que se significa que hemos perdido más de un mes de sueldo a lo largo de 2016, aumento de los despidos y suspensiones, miles de jóvenes se mantienen como “ni-ni” sin esperanzas de encontrar empleo. La tasa de desocupación juvenil trepó a 24,6% en el tercer trimestre de 2016, siendo 30,3% para las mujeres jóvenes que buscan empleo remunerado; la política social activa del kirchnerismo se desmantelo y solo se mantienen por ahora solo algunos programas básicos pero con quita recursos y de muchos solo queda el nombre pero sin llegada directa a los sectores necesitados

La pobreza por ingresos, siempre elevados desde el 2001 que alcanzo a más del 50 %,  hoy puede estimarse en un 35  % de la población es decir un  tercio o más de la población viven con ingresos insuficientes y en condiciones de hábitat, servicios sociales y de cuidado precario y deficiente. 

Una conclusión del periodo anterior es que el  crecimiento económico no genera ni supera por si solo el estancamiento y la pobreza. Solo políticas activas de asistencia directa, de primer y segundo grado,  a los sectores empobrecidos y políticas macro económicas que busquen una distribución más equitativa de la riqueza puede dar respuesta y mejorar la situación social. El kirchnerismo avanzo en muchas de estas políticas de asistencia de primera grado, (asistencia alimentaria, subsidios directos e indirectos, IU, etc.) pero no avanzo tanto en las políticas de segundo grado, que hacen a favorecer el acceso al trabajo, la vivienda e infraestructura, etc. 

La última etapa de CFK, en el marco de la crisis global, desatada en 2008, más la crisis económica y luego política de nuestro principal socio Brasil, hizo que muchas de estas  políticas no alcanzaran a plasmarse en su totalidad.  Además el modelo daba muestra de estancamiento y agotamiento que hubieran requerido “cirugia fina” para poder seguir creciendo, si bien a tasas más moderadas, e incluyendo sectores populares al mercado de trabajo, al consumo y a ejercer en plenitud los derechos ciudadanos. 

Por supuesto que las políticas de ajuste permanente y la transferencia de recursos de los sectores populares hacia los más ricos de estos 16 meses solo  contribuyeron a profundizar las carencias estructurales, pauperizar a sectores que habían asomado un poco la cabeza, aumentando no solo la pobreza, sino la indigencia.  En amplios sectores del conurbano volvió como un fantasma,  el hambre. Hay miles de familias que  comen solo una vez al día, comen mal, de mala calidad alimentaria. Cayó el consumo de leche, lácteos, de carne,   de pan y  el comedor comunitario o la escuela vuelven a ser refugios en busca de alimentos.

Brotes verdes. 

El gobierno y sus funcionarios plantean construir   “Puentes hacia el futuro”, como propusieron en el último coloquio de IDEA, o recorren Davos o el FMI prometiendo el fin de la etapa recesiva y el comienzo de una etapa de expansión a partir del ajuste  a futuro y de supuestas o imaginarias inversiones  que nos permitirán ver ya brotes verdes, señales de que la situación mejora en muchos sectores productivos. 

La realidad marca que ni los empresarios locales y mucho menos los extranjeros están dispuestos a invertir  con fines productivos, cuando la histórica y siempre desastrosa “bicicleta financiera” está en su apogeo. 

Hoy la tasa de interés impuesta por el Banco Central a través de las Lebac genera una renta en dólares exorbitante, no hay actividad productiva que pueda garantizarte un 2 %  mensual en dólares. 

Todo es esto con el objetivo de  frenar la inflación, al costo de la destrucción de la producción de valor y riqueza material, en especial, entre las pequeñas y medianas empresas; la apertura de la economía y el dólar anclado operan en el mismo sentido. La caída del 9 % en la actividad industrial, dato aportado por la UIA, entidad empresaria muy amiga del gobierno marca la pauta sobre la situación de la economía real.

Esta bicicleta, ya muy conocida en nuestra historia económica está generando una burbuja de capital e intereses que crece mes a mes y que más temprano que tarde va a estallar dejando un tendal de ahorristas a la intemperie queriendo cobrar y algunos pocos, avisados antes, sacando los pesos, convirtiendolos en dólares, para luego, por supuesto, fugarlos. 

¿Cuándo? No hay fecha, seguramente será cuando se agote nuestra capacidad de endeudamiento externo. 

Ya que hablamos del  endeudamiento, este ha sido históricamente  la gran palanca de dominación y apropiación de los recursos generados por el país.  Por un lado nos endeudamos y por el otro se genera una fuga de capitales muy parecida a los 90, con lo cual cuando este modelo estalle se habrán fugado otros miles de millones de dólares pero como contrapartida nos dejan a todos los argentinos una deuda externa colosal que hipotecara al país y a las futuras generaciones y condicionara a futuro cualquier intento de desarrollo autónomo. 

Además tampoco los grupos empresarios y los economistas afines  apostarán todas sus fichas a un gobierno del que desconfían, ya  que oscila entre la incapacidad, la improvisación y el cinismo,  que no tiene un plan que funcione y que encerrado en su lógica tampoco tiene planes alternativos, salvo la profundización del ajuste. 

De allí que no hay brotes verdes, no hay luz al final del túnel.

Un mundo en crisis: 

La economía mundial se encuentra en crisis prolongada hace ya casi una década, EEUU con un crecimiento promedio inferior a 2,2% anual, EU y Japón bien por debajo de eso. Solo China sigue creciendo, aunque por debajo de los índices históricos.  

EL Gobierno de Trump , un gobierno proteccionista, agresivo y violento, obstinado en sostener la hegemonía  global de su país, sólo auspicia un peor horizonte.

El gobierno de Trump es la reacción de un pueblo sin alternativas políticas, con un sistema político profundamente antidemocrático, aunque la propaganda yanqui nos quiera hacer creer lo contrario, agobiado por la globalización y la “financierizacion” de la economía.  Ese programa ha trasladado buena parte de la producción manufacturera norteamericana hacia los países del tercer mundo, buscando salarios y costos más bajos. Y por supuesto dejando un tendal de ciudades fantasma, sobre todo en el medio Oeste, otroras capitales mundiales de la industria. Tal vez el caso más notorio es Detroit, cuna de la industria automotriz, hoy convertida en un ciudad quebrada y en ruinas. La brutal caída en los empleos industriales y los salarios bajos de  quienes permanecieron ocupados son testimonio de la debacle.  Es la pesadilla  del sueño americano.

También en Europa,  inmersa en una crisis política y económica,  se ve amenazada por un avance notorio de la ultraderecha, xenófobas, nacionalistas, anti unidad europea, agresivas y como siempre con la peligrosidad de los afanes imperialistas de la vieja Europa , siempre latentes.  

Por ahora soplan vientos de guerra en el mundo, alentados como siempre por el conglomerado militar armamentístico  de EEUU y la siempre presente industria petrolera yanqui. La crisis política y militar en medio Oriente parece de difícil solución, sobre todo cuando la única alternativa visible es la violencia, pero además para enrarecer un mundo cada vez más complejo, apunta sus cañones hacia Corea del Norte, aliada a China o bombardea al ejército regular sirio, con muy dudosos argumentos, aliado de Rusia.

Vientos de guerra que solo preanuncian un conflicto global. 

Si se cumplen los anuncios, la política de EE.UU. será de mayores niveles de déficit fiscal, endeudamiento público y baja de impuestos a los ricos,  que tendrán como consecuencia inmediata el encarecimiento del endeudamiento internacional, la desaceleración de la economía y  el comercio global y un estancamiento en los precios de   exportación de los países dependientes, como Argentina. 

Nubes y Vientos de tormenta si ciernen sobre el futuro argentino.

Una economía como la Argentina, basada en la exportación de agro alimentos, la explotación desmedida y la exportación de recursos minerales, como el litio,  sin retenciones,  sin control medio ambiental, sin valor agregado, asociados a un sistema rentístico financiero de alto rendimiento donde volcar el excedente generado por la renta agropecuaria y minera, con una economía interna basada en bajos salarios y un mercado interno deprimido no tiene viabilidad  política interna pero además para desgracia de nuestros liberales vernáculos no tiene viabilidad en un mundo que se cierra sobre si mismo.

Citando a Vidal, “vamos a cambiar el futuro por pasado”,   el pasado vuelve como un “fantasma del 2001”: alta inflación, estancamiento económico, dólar barato, tasas de interés altas y un endeudamiento creciente en  una combinación explosiva para la economía argentina. 

¿Qué hacer?

Ante la crisis que se avecina, con alta conflictividad social es indudable que las luchas políticas de los próximos años sean luchas en la calle  y no tanto en el campo electoral. Seguramente como aconteció en otras etapas históricas, la lucha se dirima en las calles y luego las urnas convaliden ese resultado. Ejemplo el 17 de octubre de 1945.

Cambiemos se ha manejado hasta ahora con acuerdos bajo cuerda en el senado, vía aprobación de obras públicas, aportes para el pago de sueldos, autorización para endeudarse, etc, para las provincias. En diputados, cuenta con el aporte inestimable de Sergio Massa y otros partidos menores, de grupos escindidos del FPV, compra venta de votos, algún “sanguchito” o la amenaza de un “carpetazo”, más la falta de liderazgo, de política y de “huevos” de parte de la dirigencia residual del FPV.

Con eso le alcanzo para aportar algunos votos claves en el Congreso Nacional y sacar aquellas leyes que le importaban. 

Hoy, cercanas las fechas del calendario electoral,  Cambiemos cambio su estrategia. Por un lado ha desactivado al congreso, este no funciona y no tiene temas enviados por el  PE importantes que tratar. 

Tal vez ante la certeza de una derrota estrepitosa en la provincia de Buenos Aires también ha endurecido su discurso, apuntando y polarizando con el peronismo y enfocando todos sus cañones, mediáticos, judiciales y políticos contra CFK en un intento por destruirla y sacarla del ruedo político. Hasta ahora no solo les ha fracasado la estrategia sino que CFK no deja de crecer en las encuestas, por lo menos en la Provincia de Buenos Aires. Pero además llama la atención este cambio brusco y agresivo hacia todos los sectores que no le son afines o no se suman mansamente a sus designios. La pelea con los docentes, un sector afín al gobierno. No hay que olvidar que más del 70 % de los docentes votaron a Mauricio Macri. La pelea con los actores por el control del Instituto del Cine, la prepotencia policial avasallando derechos, como la represión a los docentes o el ingreso en el Mariano Acosta, interrumpiendo una asamblea. Los hechos de violencia en Santa Cruz, contra la gobernadora, claramente alentados y fogoneados por el grupo Clarín y las dirigentes de Cambiemos de la provincia.

Es sabido que la derecha argentina, no es civilizada ni democrática ni republicana, es bruta, inculta, violenta y autoritaria, pero llama la atención el cambio de discurso de un gobierno que llego con un relato de unidad, dialogo y respeto por las instituciones. 

Es de suponer que los gurúes que aconsejan a Macri, creídos de su propia mentira, la movilización de apoyo que junto 20/25 mil personas que solo expreso el  odio de clase un sector minoritario de la sociedad argentina los habilitaba para esta estrategias de confrontación. Tal vez crean que con esta estrategia consolidan ese 30 % de la sociedad que según sus encuestas hoy los votarían en la provincia de Buenos Aires. Que consolidado ese núcleo duro y polarizando con CFK pueden ganar o lo que es más seguro perder por poco margen y así evitar una derrota que puede llegar a ser desastrosa para el futuro macrista.  El tiempo dirá de lo acertado o no de la estrategia electoral, pero desde ya es una imprudencia peligrosa que un presidente aliente con sus discursos al odio y a la violencia. Demasiada sangre se ha derramado de argentinos por esta cultura política de considerar al otro, al que piensa distinto,  un enemigo.  

El movimiento obrero, en su triunviro cegetista, oscila entre las políticas del masismo de gobernabilidad a ultranza, para que el sistema los considere confiables y la transferencia de recursos y negocios hacia sus bolsillos. El paro general de la CGT fue un hecho sacado por la presión de las bases y los dirigentes intermedios. Aun habiendo sido un éxito fue boicoteado y ninguneado por los mismos dirigentes. Así como está la CGT es una pata funcional a las políticas de ajuste, como lo fue en los 90. 

Frente a eso, la CTA persiste entre una crisis política profunda y la falta de volumen de organizaciones en su seno. Tal vez el proceso de unidad de las dos CTAs con la Corriente Federal de Trabajadores, más la diáspora que producirá la ruptura de la actual CGT, pueda generar un espacio gremial más cercano  a sus bases y por lo tanto más combativo. 

Por otro lado están las organizaciones sociales, muchas de base peronista kirchnerista, otras de la izquierda tradicional y como novedad, experiencias surgidas desde una “izquierda nacional”. Las marchas populares de marzo mostraron la fortaleza de estas organizaciones sociales, en cuanto a organización y  capacidad de movilización; está por verse como estas organizaciones dan el paso hacia lo político, es decir cómo se dan una estrategia de construcción de poder valida que construya o forme parte de un entramado que genere poder y hegemonía.

Por ahora los grupos de izquierda tradicional siguen inmersos en su lógica sectaria y anti peronista que los aleja de las bases que ellos quieren representar. El desafío está en las otras organizaciones de base en la izquierda nacional y popular en ver como superan viejos paradigmas, viejos prejuicios y se suman a un proyecto mayor. 

La síntesis entre todas esas  organizaciones en una organización política mayor se va dar seguramente en las calles, en las luchas populares, va a ser un proceso que deberá contener,  unificar en la diversidad, generar consignas, programas y nuevos dirigentes. Habrá que ver la potencialidad real de esos movimientos, su capacidad de cuestionarse hasta sí mismo y superar la tendencia al  burocratismo de toda organización.

Es indudable que el peronismo, sobre todo en su vertiente kirchnerista,  es el eslabón más fuerte como para generar un espacio de convergencia de distintas fuerzas políticas y sociales, que enfrente, no solo al macrismo sino también todo el aparato de dominación hegemónico. El peronismo será revolucionario o no será (Eva Perón).   

Está claro también que, por lo menos en esta etapa histórica, la conducción de esta convergencia es CFK. Es la única líder con consenso popular y la visión estratégica para conducir el movimiento nacional.

Hay que estar atento a la lógica “partidos del orden” manifestada por el Frente Renovador, sectores de la CGT y dirigentes que conviven dentro de las estructuras del PJ tradicional. Dentro de la lógica de dar gobernabilidad han acompañado todas las medidas anti nacionales y antipopulares. La apuesta de estos sectores es ser, cuando la crisis genere la debacle del macrismo, el recambio ordenado y garantista de que los intereses de los grupos dominantes no serán  tocados.

La apuesta popular debe ser la construcción de un gran espacio político, nucleados en un gran frente electoral  que pueda dar batalla en las urnas al macrismo, pero construyendo  “gobernabilidad” en la calle, en la lucha diaria, construyendo poder popular, con ideas y pensamientos críticos, renovándonos no solo con cambios dirigenciales sino con una práctica política nueva, una ética política y una síntesis teórica acorde a los tiempos complejos que nos tocan vivir. 

Por supuesto con las puertas abiertas a todos los cros, que provengan de donde provengan se sumen al movimiento nacional, identificados con los ideales de liberación nacional y popular de nuestro pueblo.  



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